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miércoles, 15 de enero de 2014

Venezuela - Santa Elena, otro cruce poco habitual


LA HISTORIA

Hola a todos y todas, en la anterior entrada les conté sobre mi paso fugaz por Brasil en Manaos, ahora se venia el cruce de frontera. Como todo cruce, y para no perder la costumbre es bien prometedor en historias locas y aventuras que por poco llegan a la desesperación… este no fue la excepción. Salí para Boa Vista en un bus de “EUCATUR” (R$ 127.50 à $520) ya que se habían agotado los directos a Pacaraima, la ciudad fronteriza. Debía llegar hasta allí y cruzar dedos para encontrar una conexión que no me hiciera esperar. 12 horas de viaje sin sobresaltos para llegar a destino a las 6 AM, y con la suerte de conseguir un pasaje en la compañía RIVALTUR que salía “supuestamente” (digo así porque salió con una hora de retraso, aunque ese no seria el único problema) a las 7 AM (R$20.50 à$82); era mi día! penséJ, en 3 horas estaría en “Tierra Bolivariana”. Faltando 15 kms. Para llegar a la Rodoviaria el bus empezó a hacer ruidos raros y allí quedo en medio de la ruta, tirando humo para todos lados!! Nos bajamos y el chofer nos dijo lo que no queríamos oír… podíamos esperar 4 horas hasta que vinieran a buscarnos o llegar por nuestra cuenta al poblado que tan cerca quedaba. Yo quería cruzar la frontera de día y lo antes posible por lo que esperar 4 hs. no era una opción. En Ecuador dije que quería hacer dedo por diversión no? Bueno ahora seria por necesidad. Camine 2 kilómetros mas o menos y me levanto una camioneta que llevaba también a dos chicos que venían en el bus que se rompió y nos dejo en el terminal. De allí fue una pequeña caminata hasta la frontera para hacer sellar mi pasaporte del lado brasilero. Mientras hacia la interminable cola me puse a charlar con la gente y entre ellos conocí a una familia Venezolana proveniente de Caracas (Familia Marcial con su hijo Duilio) que había ido a pasar unos días a la Gran Sabana. Entre toda la charla le conté como venia viajando y amablemente me ofrecieron su casa para hospedarme cuando fuera a Caracas para tomar mi vuelo, una buena recompensa por el traspié del bus no?. Luego, ellos mismos me llevaron en su camioneta hasta el SENIAT venezolano para sellar mi ingreso y ahí fue otro dedo hasta el terminal de Santa Elena. Mas que mal pude llegar cerca del mediodía como tenia planeado, no me podía quejar!; lo que no me esperaba es que cuando llegue al terminal, era un DESIERTO, todas las oficinas cerradas y nadie sabia nada… Claro, perdí de vista que llegaba a Venezuela, la tierra del “descontrol” y del “cada cual hace lo que quiere”… Les cuento que acá las vacaciones se las toman en serio, hable con un policía que había y me dijo que todas las agencias estaban cerradas por el receso de fiestas y hasta el día 5 o 6 no abrían (era 2/1) ¿Cómo llegaría hasta Ciudad Bolívar si se me hacia la noche y eran 12 hs. de viaje?; tal vez podría salir un bus informal (algún tipo que tuviera un bus y quisiera hacerse de unos Bolívares y lleve por su cuenta) al día siguiente pero había que ponerse en la lista y pasar la noche en el terminal. Esta no era una opción para mi sabiendo los rumores que corren de inseguridad en Venezuela, uno no puede quedarse a pasar la noche en cualquier lado. Camine unos 500 metros sobre la ruta y llegue hasta una ALCABALA (así le llaman a los puestos de control de la guardia nacional), los muchachos estaban almorzando así que me invitaron a comer pollo y arroz con ellos; aquí la costumbre es que los policías ayudan a los viajeros a conseguir una movilidad que los lleve por lo menos hasta la próxima alcabala. Mientras terminaba de comer llegaron 2 chicos más con la misma intención… Isabella y Nicolás (mis futuros salvadores); ellos estaban con dos amigos mas que habían venido de paseo, pero se separaron porque no podían conseguir quien los llevara a los cuatro; a los 3 nos consiguieron “una cola” (como le dicen aquí a hacer dedo) hasta la próxima alcabala que quedaba a 1 hr. de distancia y de allí otra cola mas hasta que llegamos a “San Francisco de Kumaracapay”, una comunidad indígena de la GRAN SABANA. Aquí nos esperaban Yulimar y Samuel, los otros dos chicos que se habían separado y habían podido conseguir una cola directo. Allí estábamos, se hacia de noche y solo habíamos recorrido 2 de las 12 horas de viaje hasta ciudad bolívar; ya me parecía imposible llegar hasta Ciudad Bolívar ese día. En eso que estábamos sentados, apareció Emiliano, el guía de los chicos en su ascenso al MONTE RORAIMA, él vivía en esa comunidad y viendo que se complicaba el tema del transporte nos invito a compartir la cena (unas arepas con perico y chinoto para tomar) en su casa; no había otra que relajarse y por suerte los chicos tenían carpa para 5 personas (¿habrá sido coincidencia? No lo creo). Sin pensarlo ni soñarlo, estaba acampando en una comunidad de la Gran Sabana, rodeado de Tepuyes y paisajes maravillosos, podría ver los Tepuy al amanecer, algo que no pensaba hacer ya que supuestamente “iba a conseguir” bus a Ciudad Bolívar directo… todo era un regalo de Dios, así que lo aproveche. Puedo decir que en otro momento esa situación me hubiese parecido de lo mas desesperante, solo en una ruta de Venezuela, sin buses a la vista, lejos de mi destino, pero sin embargo por algún extraño motivo fue cuando mas tranquilo me sentí en todo mi viaje y me deje llevar por lo que sucediera y me dedique a disfrutar. En fin, al día siguiente amanecimos con la fe de conseguir cola; Isa y Nico fueron los primeros que se fueron y al rato conseguimos cola para los que quedábamos. Estábamos de camino a la próxima alcabala en “Luepa” cuando de repente sucedió algo que me llamo la atención, el auto en el que íbamos tenia que cargar combustible por lo que paramos en una “BOMBA” (así le llaman a la estación de servicio), los playeros eran agentes de la guardia nacional súper armados, con una planilla en mano y anotando quienes cargaban combustible y cuanto!... había una restricción de carga de hasta 20 lts. Por auto; si restricción de carga en el país petrolero más grande del mundo, es que me comentaban que cerca de las fronteras ocurre eso para frenar el contrabando hacia el país limítrofe; es como si en Argentina escaseara la harina… ¿Deja vu o pasó alguna vez si mal no recuerdo? Jajá, somos países tan gemelos que asusta el parecido. Bueno llegamos al puesto policial, esperamos otra hora mas o menos y conseguimos dedo en una camioneta arriba de unas cubiertas sucias con barro y al aire libre… lo mejor de esto fue que me permitió tener una vista completa del paisaje, incluso pasando por algunos saltos de agua que de otra forma no hubiese podido ver, así que completito!!. Ya habíamos pasado 2 horas de viaje y al conductor se le da por parar en un puesto de comidas para ir al baño y de repente para frente a nosotros un BUS. Me baje rápidamente a preguntarle al conductor donde iba… casualidad, destino o milagro como quieran llamarlo, iba para Ciudad Bolívar, era el bus que salió desde Santa Elena y no quise esperar en el terminal. La única observación que hizo el conductor era: “No hay lugar”… “Vamos parados, no hay problema” le respondí. Felices pagamos los 150 Bolívares ($30) de pasaje para recorrer las 7 horas que todavía nos faltaban a Ciudad Bolívar, con la tranquilidad de que ya llegábamos a la meta. Si bien todo fue mas que positivo, había un punto en contra; es que llegaría a la ciudad de noche, ya van a ver porque era malo. En fin, seguimos viaje y en San Félix bajaron los compas de viaje para tomar otro bus a Caracas, pero tenían un problema, no tenían dinero. Yo solo con 400 Bolívares en mi billetera les di 300 para que pudieran llegar, total yo ya había conseguido alcanzar mi destino hasta C.B. lo que no contemple es que 100 B$ no alcanzan ni para un taxi. Así es que llegue al terminal de noche, sin alojamiento donde quedarme y sin plata. Otra vez a renegar, acá si que me la veía fea; la opción era pasar la noche en la terminal (que en realidad no era una opción porque no había un policía a la vista y la cosa se iba a poner peligrosas allí) o…. no había otra opción a priori jaja. De noche no iba a andar caminando solo buscando posadas por el centro y el único hotel que estaba cerca me quería cobrar B$ 530 por adelantado y encima no me quería cambiar los pocos dólares que llevaba para poder pagar, así que acomode mis cosas con otro señor que estaba en la misma que yo y había viajado conmigo en el bus y por esas premoniciones del destino salí hasta la parada de taxis a ver que onda. Me puse a charlar con una pareja de jóvenes (16 añitos) y curiosamente me preguntaron sobre mi viaje y así fue que le conté como había llegado hasta allí y mi inconveniente para pasar la noche. “No se habla mas… no te hagas drama, nosotros te solucionamos el problema” me dijeron; yo no entendía nada. ¿Cómo es eso de que me van a solucionar el problema? Pregunte. Me subieron al remis con ellos y fuimos para la casa de la señorita mientras que el novio siguió viaje. “Vos espera acá que yo entro y le pregunto a mis padres si te podes quedar”; hasta entonces no tenia idea de donde estaba, en un barrio en las afueras, salió el padre, la madre, el perro, el hermano, todo el barrio prácticamente a recibirme. No solo me dieron una cama para pasar la noche sino que me cocinaron unas arepas con queso y café, y nos pusimos a charlar sobre muchas cosas interesantes que me permitió conocer aun más como viven los venezolanos. Eran ángeles que Dios me había mandado la verdad, no había otra. De todos modos me sentía como bicho raro, me acosté y en el medio de la noche siento una voz… “Cristian, Cristian”, creía que estaba soñando o era producto de mi imaginación, al rato de nuevo “Cristian, Cristian!” y como yo no respondía me empezaron a picar con un palo suavemente en la espalda. Ahí entendí que no era un sueño, era el primo de la familia que buscaba a Cristian el hermano mayor de la familia y pensaba que era yo. Se podrán imaginar el susto que me pegue envuelto en toda esa situación ¿no? Pase la noche allí y al día siguiente ya con el sol arriba todo seria distinto. Cristian me acompaño a tomar el bus hasta el centro donde pude no solo conseguir lugar en la “posada de Don Carlos” sino que allí mismo me cambiaron el dinero y también me hicieron la conexión para hacer el Tour al SALTO ANGEL (próxima entrada). A partir de allí tendría días de paz por así decirlo; la posada era muy bonita, una casona antigua sumamente cuidada, a media cuadra de la Plaza Bolívar, la Gobernación y en medio del Casco Histórico de la ciudad. Esa fue la odisea del último cruce de fronteras por tierra y como la entrada se ha hecho un poco larga voy a dejar para la próxima el tour al Salto Ángel y algunos consejos para los viajeros que quieran hacerlo. Muchas gracias por leer y comentar, saludos.

Con Cristian de espaldas al Orinoco y al Puente Angostura


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